domingo, 21 de octubre de 2012

En mi vuelta al Mundo (OS)





 
Escrito por: Raquel Cullen (Marta Salazar)
Resumen: Edward es un piloto aviador quien ha decidido recorrer el mundo en su Cessna. OS realizado para el concurso "Y qué tal si?", 3er Aniversario del BlogLetras de Lullaby: www letrasdelullaby blogspot com (sustituir espacios con puntos)

En mi vuelta al mundo

Llevaba toda su vida planeando recorrer el mundo y conocer cada cultura descubriendo sus secretos. Hacía dos meses, al celebrar su vigésimo sexto cumpleaños decidió que había llegado el momento.
Hijo único, y ya con sus padres fallecidos nada le impedía dar rienda a su aventura y perseguir su sueño. Sus padres le habían enseñado el valor de la vida y la pasión por conseguir aquello que le hiciera feliz.
Su familia era dueña de un gran imperio en el campo de la aviación. Día a día, mientras crecía tubo frente a su vista el cómo tanto su padre como su madre eran felices como pareja, como familia y cada cual consigo mismo.
Fue muy duro para él seguir adelante con el negocio familiar, luego de aquella fatídica noticia. Ese día su mundo se derrumbó por completo ante él.
Carlisle y Esme, esa misma mañana abordaron el aeroplano favorito de sus padres. Su nuevo juguete como lo solía llamar él, era un prototipo. Un beneficio en este negocio era que se podían permitir muchos de estos costosos lujos.
La aeronave había salido con muy buenas críticas luego de sus pruebas. Era una máquina realmente hermosa y veloz. Con ella podían aterrizar en casi cualquier sitio, y muy pronto la nueva creación de Cullen Aviation fue adoptada por el joven matrimonio. A pesar de que aún se encontraba en fase de investigación, Carlisle, como experimentado piloto aviador, se sentía muy confiado con el desempeño de su medio de transporte. Constantemente viajaban en él a sus reuniones a lo largo del país, pero ese día todo cambió.
Para el medio día, las autoridades habían confirmado el fallecimiento de sus padres, ambos murieron en el percance. Tratando de darle ánimo, le hicieron saber que no habían sufrido, pero nada logró contenerlo, ese día perdió su corazón y la mitad de su alma. Se encontraba solo de un momento a otro y teniendo que tomar bajo sus hombros el continuar con el legado en Cullen Aviation. La investigación y el desarrollo aeronáutico debían seguir, era lo mínimo que debía hacer por la memoria de sus padres. Él amaba la aviación, era piloto, pero no era lo mismo solo, sin poder compartir sus triunfos con sus seres queridos.
Se mantuvo al frente del emporio por largos siete años, y durante cada día hizo su mejor esfuerzo. La compañía se mantenía como pionera en la rama. Había alcanzado logros sorprendentes y su equipo de trabajo era el mejor. Pese a que todo lo que emprendía alcanzaba los máximos niveles, en él faltaba algo. Vivía solo y nunca se permitió que en su mundo existiera más nada que trabajo, aunque para él este era por mucho su más grande placer. Lo había meditado largas horas por las noches, solía levantarse antes del amanecer, tomar su Cessna y partir a recibir el alba entre nubes.
Era una de las vistas más bellas que cualquier mortal jamás viera. Él nunca entendió por qué la gente parecía feliz entre cárceles de concreto y dedicando la mitad de la vida a contemplar una señal de televisión. Siendo que allí afuera el aire era puro, el paisaje inmejorable y la sensación de libertad era completa. Nada de semáforos en rojo, conductores alterados demostrando sus sentimientos al dejar sin aire el pobre grito de la bocina. Aquí arriba era cero embotellamientos y no parecía haber límites a dónde quisieras ir. Este era el lugar donde sus mayores decisiones fueron tomadas y ese día… la mayor de su vida.
Ya en tierra, inició cuanto preparativo consideró pertinente. Hizo reunir a su equipo de trabajo y les notificó de su decisión. El revuelo fue abrumador. Se sentía el ambiente cargado y tenso, por lo que haría Edward Cullen.
En cuestión de dos meses toda la compañía había atendido a las exigencias de su dueño, cada uno de los empleados había aceptado el reto. Durante el próximo año la compañía debía laborar eficientemente sin contar con el liderazgo de algún Cullen. Pero se podía y se haría.
Esa mañana se levantó fuerte y feliz como no lo era en muchos meses, era normal, se encontraba acariciando las primeras horas de su día cero, como lo bautizó. La noche anterior finiquitó hasta el último detalle de la planificación y organización de su viaje. El viaje que daría inicio a sí mismo.
Con el plan de vuelo (1) aprobado, enfundado en sus Jeans de la suerte y la chaqueta de cuero que le regaló su madre en su cumpleaños, un año antes de morir, y calzando unas hermosas botas de cuero se enrumbó hacia el hangar (2). Donde encontró a su hermoso y querido aeroplano, su Skyline.
E. CULLEN, el regalo de su padre al cumplir 18 años de edad. Un Cessna 182 de 8,8 metros de longitud, con 11 de envergadura (3) y 2,8 de altura. Más de una tonelada de peso contando equipaje y los suministros necesarios para la primer parte del viaje. Una maravilla de máquina. Podía volar a una velocidad máxima de crucero de 270 KPH (kilómetros por hora) durante más de 1400 kilómetros cada vez.
Se estaba tomando un año sabático, para buscar respuestas a la crisis existencial que habitaba en lo más profundo de sus entrañas y que lo empezaba a consumir lentamente. No podía darle espacio a sus demonios, él no podía darse el lujo de sucumbir. Él era el último Cullen.
La aeronave había sido su cómplice y consejera silenciosa en sus más oscuros días, y hoy más que nunca. Marcharían juntos hacia lo que estuviera ahí afuera, fuese lo que fuese lo que le preparara el destino. No tenía miedo a ello, el único temor que sentía era dejarse perder. Y no lo haría, jamás se lo permitiría.
Después de chequear el exterior del aparato, y equipado con sus cartas de navegación, la mejor tecnología disponible y suministros se dispuso a realizar el primer despegue en su vuelta al mundo.
Con la convicción de dejar atrás junto con tierra firme, todas y cada una de las cargas que se fueron acumulando e hicieron de lastre en los últimos 7 años, hombre y máquina se hicieron uno en la travesía con el descubrimiento, el reencuentro.
Las horas de la mañana quedaron entre Dallas y Florida, paradas necesarias para estirar las piernas y rellenar el tanque de combustible. Ya en el aire luego del tercer despegue, el plan de vuelo se estaba ejecutando de acuerdo a lo programado.
Se encontraba sobrevolando el Océano Atlántico. Un sinfín de islas de todos los tamaños sobresalían del espejo de agua a sus pies. Él se encontraba tranquilo, más relajado de lo que creyó posible. Disfrutaba de la magnificencia de su entorno. Constantemente revisaba las lecturas de cada uno de los instrumentos del impresionante panel de control.
Con anhelo deseaba llegar a su próximo destino, Puerto Rico. Aro Vulturi, un viejo amigo de su padre residía en ese lugar. Era el último eslabón con vida que le unía a sus padres. Ya saboreaba los manjares que solía preparar Aro. Chef de profesión y piloto de corazón. Tendrían tema de sobra poniéndose al día mientras degustaba la buena cuchara del chef. Ambos tenían mucho qué decir con los acontecimientos de todos estos años.
Al sobrevolar alguna parte en lo que llaman El Triángulo de las Bermudas, los sofisticados instrumentos de la nave enloquecieron y empezaron a arrojar lecturas descabelladas, completamente absurdas y erróneas… Él nunca dio peso a los mitos de muchos, que aseguraban la serie de irregularidades que tantas veces decían, experimentaban los instrumentos en sus viajes por estos lugares. Llegaron a él viejas anécdotas que escuchó de niño, y que de las cuales siempre imaginó como aquellas de piratas y dragones, eran no otra cosa que fantasía ante sus ojos. Ahora mismo se replanteó los más de 60 años de desapariciones inexplicables de barcos y aviones.
Un estruendo sofocado con un seco movimiento lo volvió al presente. La hélice del único motor se había detenido. Trató de reiniciar los instrumentos sin resultado positivo. Entonces hizo lo primero que le fue enseñado en la escuela de aviación: buscar un sitio donde aterrizar.
Miró hacia el exterior a través de las grandes puertas laterales esperando ver una de tantas islas que recién visualizó, pero no logró ver nada. El océano reflejaba los rayos del sol del medio día, vibrando cual espejismo en un desierto. Con todo su cuerpo buscó alrededor, por la derecha y por la izquierda, incluso adelante. Para todas direcciones lo único que se observaba era las infinitas dimensiones del mar.
Percibió la sequedad en la garganta, tragó con fuerza para humedecerla, pero solo se escuchó tragar y el alivio no se hizo presente. El sudor empezó a formarse en su frente, se frotó los ojos con una de las manos. Los primeros síntomas de la desesperación se hacían presentes y no era buena señal. Recordó a sus padres y por primera vez desde su partida sintió la impotencia ante algo tan grande que lo superaba. Rogó en silencio a ellos por ayuda, por serenidad, por un milagro en lo que el Cessna sobrepasaba una blanca nubecilla. Seguía insistiendo con el procedimiento para este tipo de situaciones, debía mantener la calma, pero el motor no atendía a sus órdenes. Parpadeó por el sudor que se deslizaba por su nariz llegando a nublarle la vista. De nuevo se limpió el rostro tratando de no perder, al menos, su orientación.
Sus piernas temblaban levemente ante tanta impotencia. Sin darse por vencido ante tantas veces que realizó el protocolo de encendido, continuó. Si llegaba a perder la vida en la caída, que bien sabía era probable, o que si por algún milagro de esos lo sobreviviera, tendría la satisfacción de haber puesto en práctica todo cuanto le enseñó su padre y sus instructores de vuelo. Lo haría hasta el último instante.
Cerró los ojos y respiró profundo antes de intentar, según él, una última vez. Cuando abrió los ojos en lo que fueron fracciones de segundo, su mirada se enfocó en un pequeño punto a su derecha. Abrió los ojos con exaltación al localizar una pequeña porción de tierra, pero estaba demasiado lejos como para llegar hasta ese punto planeando como hasta entonces. Rogando por una segunda oportunidad giró la llave. La hélice tomó vida como si no se hubiese detenido. Haló el timón del Cessna hacia él con fuerza buscando un poco de distancia con el mar que parecía estar seduciéndolo con sed. La nave obedeció con pasión la solicitud del piloto y rápidamente regresaron a la seguridad de los altos cielos.
Un fuerte viento de cola (4) arrastraba a su presa y Edward se dejó llevar. Rápidamente la temperatura regresó a su cuerpo, sus piernas se sentían fuertes de nuevo e incluso una sonrisa se dibujó en sus labios. Necesitaba tocar tierra y descansar.
Desde su posición logró ver la belleza de la isla. Se trataba de un lugar exuberante con amplias playas ideales para su propósito. De allí podría salir con facilidad. Él había realizado ese tipo de maniobras en varias oportunidades. Se dio a la tarea de realizar un par de sobrevuelos reconociendo el lugar. Le había parecido ver un pequeño asentamiento (5) no muy lejos de donde dejaría la aeronave.
En un único intento logró aterrizar de manera limpia y sin contratiempos. Una carcajada salió de sí ante tal hecho, era poco creíble que tuviera tan buena suerte. Estuvo a punto de perder la vida unos momentos antes, y ahora se encontraba en medio del paraíso y su transporte intacto para reanudar el viaje, en cuanto le fuera posible.
Aseguró a su amiga, su E. CULLEN (6) para que ni el viento o el mar le causara daños. Se descalzó los pies, enrolló un poco sus Jeans y se abrió camino entre la refrescante, húmeda y blanca arena. Su mirada viajaba de sus pies que se hundían con cada paso a la espesura del bosque que lindaba con la playa.
Las olas acariciaban con furia sus pies y se refrescaba con la brisa en sus cabellos. Se detuvo cerrando los ojos sintiendo el aire en sus mejillas. Respiró profundo llenando una y otra vez sus pulmones con esa fragancia salina. Abrió los ojos y continuó su marcha. No perdía tiempo recordando, solo disfrutaba. En verdad aquel sitio era paradisiaco. Las copas de los árboles componían una melodía en armonía con el mar y el viento… y eso abrigó su alma. Era como si pudiera sentir que poco a poco su alma volvía a estar completa y su corazón… su corazón latía con fuerza.
Se encontraba tan absorto que no se percató antes que lo observaban. Como a 100 metros adelante una pequeña figura resaltaba. El pequeño cuerpo salió detrás del tronco de un gran árbol.
Edward caminó despacio en su dirección sin perderla de vista. Se percató de que se trataba de una mujer, una bella y joven mujer. Ella lo miraba fijamente y no se inmutaba ante el inminente encuentro. Fijamente contemplaba su rostro a lo que él no pudo más que detenerse y recorrerla con la mirada. Sintió cómo sus pies se afirmaban en la tierra a cada centímetro del recorrido de su inspección.
Vestía de manera extraña. Era algún tipo de vestido de color café claro, sin mangas y rasgado en varios sitios colgando por sus muslos y estaba descalza. Todo su cuerpo se encontraba pintado con exóticos diseños. Su cabello estaba cuidadosamente trenzado. Largos y rústicos collares colgaban por su escote, sus brazos y sus orejas estaban adornados también. Tenía una piel bronceada y unos ojos espectaculares: grandes, expresivos y verdes como el jade. Era el ser más bello que alguna vez recordó haber encontrado. Él tenía los ojos abiertos, la boca abierta y el cuerpo clavado ante tal imagen. Era glorioso.
Su mundo en ese momento tubo sentido. Su alma estaba completa y su corazón deseaba pertenecer, pertenecerle a ella, solo a ella. Nada más tenía sentido. Su cuerpo le imploraba esa piel, su cercanía, mas sin embargo no podía.
Parpadeó perplejo ante lo que sucedía y un jadeo salió escandalosamente de sus labios. Ella se movía lentamente hacia él. En completo sigilo y a pequeños pasos pero seguros llegó ante él. Se plantó a la distancia de sus brazos… Permanecieron contemplándose. Los ojos de uno estaban en los ojos del otro. Inexplicablemente se daba una comunicación, un reconocimiento, un reclamo. Ella le pertenecía. Él le pertenecía.
Para su mayor asombro sonrió y sin desviar su mirada de la suya dijo:
–Sí, soy tuya.

¿FIN?

Notas:
1. Plan de vuelo: Ruta a seguir, puntualizando cada lugar de sobre vuelo y/o aterrizaje (ya sea para pasar la noche (pernoctar), cargar combustible o para pasar algún tiempo allí). En este se deben especificar aeropuertos alternos (pistas de aterrizaje autorizadas como segunda opción en el caso de que el punto citado en el plan de vuelo no se encuentre disponible) en caso de emergencia (protocolo).
2. Hangar: Área techada y privada dentro de los márgenes del aeropuerto destinada como garaje, taller…
3. Envergadura: Distancia de una punta a otra de las alas.
4. Viento de Cola: Ráfaga de aire desde la parte posterior de la aeronave, la cual permite un desplazamiento más apresurado. Contraproducente en la fase de aterrizaje.
5. Asentamiento: Conjunto de edificaciones. Viviendas.
6. E. CULLEN: Matrícula de la aeronave.



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sábado, 16 de junio de 2012

¿¡Charlie Tú!? - Capítulo 3


Capítulo 3
Bella POV
Por todos los cielos! No lo puedo creer… no lo puedo creer! –me lo seguía repitiendo una y otra vez, de pie junto a mi cama, con los brazos colgando a cada lado de mi cuerpo, con la mirada perdida en ninguna parte a través de la ventana. No podía dejar de decírmelo en todo el trayecto de regreso a casa desde la escuela ¿Qué he hecho?
Había añorado por mucho el ring del timbre de salida para correr a casa… Había sido una tarde demasiado larga y tensa. Se apresuró a recoger sus libros para llegar a su auto, con toda la prisa lo puso en marcha y salió a la carretera, a penas se detuvo en las señales de ALTO y ni que decir de los semáforos. Ese día había experimentado la velocidad. Ese coche corría, corría y se sentía muy bien.
Ya casi se extinguían los últimos rayos de sol y ella seguía de pie en el mismo lugar, solo cruzó los brazos con fuerza sobre su pecho y agitaba su pie izquierdo con fuerza contra el suelo. Estaba ansiosa, y no sabía qué iba a hacer.
Al llegar a casa estacionó y se había quedado en el auto un momento tratando de tranquilizarse y buscando respuestas, esperaba saber qué hacer, pero no sirvió de nada. Entonces se vio entrando a casa, no quería decirle a Charlie, así que se dispuso a refugiarse en su habitación. La casa estaba en completo silencio. Caminó hasta llegar a las escaleras, se detuvo a escuchar con la mirada fija en la puerta cerrada del despacho de su padre… fue cuando escuchó cómo se deslizaba una silla y corrió a su habitación y se encerró. Esos días apenas había visto a Charlie, pero necesitaba pensar.
Contempló la nada hasta que la oscuridad de la noche la perturbó. Parpadeó rápidamente unas cuantas ocasiones saliendo del transe, cuando los pesados pasos subían las escaleras hacia ella, miró sobre el hombro cuando unos nudillos tamborileaban contra la madera de su puerta. No tuvo oportunidad de contestar. El pomo giró lentamente… el ambiente de la habitación se alivianó con la suave brisa que produjo la apertura de la puerta, esto la hizo parpadear de nuevo, elevó la mirada y le enfocó el rostro al hombre que enmarcaba una leve sonrisa –un tanto triste- y unos ojos calculadores. Luego de unos silenciosos instantes –Charlie dijo:
Cariño, todo bien?
Dejé salir un sonoro suspiro, y me permití respirar. La decisión estaba tomada. Se dispuso a hacer las cosas bien, él había sido su héroe, su mejor amigo…  y aunque en los últimos tiempos las cosas habían cambiado un poco… él seguía siendo él ¿No? Era su padre y lo amaba profundamente.
Caminé hacia mi cama y me senté palmeando el espacio a mi lado… -Papá… perdóname… lamento haberme distanciado de ti todo este tiempo, se que el tiempo no lo podemos volver atrás y que tampoco podemos recuperarlo, pero… aquí estoy… y te quiero de regreso en mi vida… te necesito papá… -terminé diciendo con la voz quebrada y el rostro bañado en lágrimas que no supe cuándo empezaron a desbordarse.
Charlie caminó lentamente hacia mí, con los ojos completamente afectados por mis palabras… se sentó junto a mí y me envolvió fuertemente con su brazo… reposó su mejilla en mi cabello y luego lo besó… -Oh… Cariño… soy yo quien debe pedir perdón… fui yo quien se apartó de ti… hay tantas cosas que necesito contarte, pero este no es el momento de decirte, te prometo que pronto te lo contaré todo, todo. –y me volvió a besar la coronilla de la cabeza- Las lágrimas incrementaron mientras ahogaba los sollozos contra la camisa de mi padre.
No podría decir cuánto tiempo duró aquella escena, hasta que sentí el cuarto ser iluminado por la claridad de la luna. Al parecer Charlie lo notó porque dijo -Hace mucho que no veía una noche tan hermosa como esta… ya sabes aquí es Forks… -y soltó a reír.
Fue cuando recordé lo de la invitación de aquellos chicos en la cafetería. Entonces agregué -Sabes papá tienes razón, es una noche hermosa… -solté el aire de mis pulmones y suspiré- Creo que saldré un rato por ahí… gracias a ese coche tuyo, hoy me han invitado a algo así como un club de autos… -dije casi en un susurro, fingiendo una sonrisa-
Si cariño… ve –dijo Charlie para mi asombro- ve y disfruta… solo te voy a pedir que te cuides mucho ¿Sí? –se hizo un breve silencio y luego agregó- Oh cariño, te venía a traer esto –dijo sacando algo del bolsillo de su pantalón- me pareció que es algo necesario… y es un buen momento para usarlo… ¿no te parece? –dijo extendiendo un BlackBerry.
Lo miré con asombro y él hizo un movimiento con la mano hacia mí –motivándome a tomarlo- extendí la mano con dudas… lo tomé como si fuera venenoso… mirándolo más de la cuenta… -y Charlie agregó- Oh cariño y desde luego esto… eso va con esto… -dijo cortando las palabras con rapidez- me perdí en sus ojos y luego fui a su mano. Un cilindro delgado, algo pequeño y verde me heló la sangre.
Papá… –dije sacudiendo la cabeza en señal de negativa- mientras arrebataba la cosa esa de sus manos con violencia.
No es como que dispare balas, pero es efectivo… es muy seguro de usar, cariño… créeme. – terminó diciendo antes de ponerse en pie y apresurarse a salir de mi vista. Me quedé mirando el contenido de mis manos de hito en hito… levanté la vista y seguí contemplando la nada… con la mente en blanco… respiré profundo y bufé… me puse en pie y rebusqué un cambio de ropa y mi chaqueta… eché unas cuantas cosas en la mochila, la deslicé sobre el hombro…  tomé las llaves y las hice tintinear en la mano y salí por donde había salido mi padre momentos antes, seguí sus pasos escaleras abajo… miré por todas partes y no lo vi, así que fui por el auto para dar inicio a mi aventura… -espero estar haciendo lo correcto- pensé en voz alta al sentarme tras el volante y deslizaba la mochila al asiento de al lado. En lo que salía me pareció haber visto la sombra de mi padre en la ventana, pero no estoy segura.
Con el auto sobre el asfalto, coloqué las manos firmes una sobre la dirección y la otra sobre la palanca de las marchas y partí presionando cada tanto un poco más el acelerador, envuelta con mis tonadas favoritas en el reproductor del auto…
El viento silbaba contra la superficie aerodinámica. Pareciera danzar con cada nota musical que se irradiaba del estéreo y el palpitar de mi corazón… No me reconocía! Me sentía excitante y viva me recordó a Vin Diesel en Rápidos y Furiosos
Seguí la carretera al Este tanto que mi ser se acompasó en plena armonía al Mustang… como si fuera una con él. Esta sensación de libertad, velocidad y adrenalina son increíbles. No hay tránsito… ni un solo vehículo. Estamos solos en esta inmensidad… con mares de árboles a lado y lado por prácticamente todo el camino, bajo los reflectores de la luna más bella que he visto en mucho tiempo.
Nunca había ido tan lejos. Miré por el retrovisor y luego al frente… el camino ha dejado de ser plano y empiezo a encontrar curvas y pendientes… es hermoso y divertido. La velocidad sigue conmigo.
No quiero llamar a esos chicos! Desconozco hasta dónde conducir, pero si en unas pocas millas no encuentro el lugar de reunión deberé regresar… por Charlie… y por su voto de confianza en mí.
He disfrutado el paseo… realmente me ha gustado… -Estaba pensando en ello cuando divisé un par de curvas adelante. El corazón me palpita irregularmente y me resulta difícil respirar… -Necesito controlarme!- Siempre hiperventilo cuando estoy frente a una situación que me sobrepasa…
Hoy debe cambiar, recuerda –me digo en voz alta tratando de hacerme entrar en razón. –Respira, respira! Tú puedes con esto… Tú puedes!
Las luces están frente a mí, acercándose más y más. Decenas de autos de todos tipos y colores…
-Dios, cuánta gente!- me digo aterrada…
-No hay vuelta atrás! Tú puedes Is… Ya estamos aquí- esa es mi yo fuerte dando aliento a mi parte tímida, insegura y frágil.
-Si, yo puedo… yo puedo!
Sondee el lugar con una mirada de halcón, rápida y aguda, tomando nota y buscando el sitio más seguro para mi bebé… porque eso es desde hoy, mi bebé.
Dios! Las chicas aquí visten tan… tan… -pensaba apagando el motor, aferrándome al volante con demasiada fuerza… cuando algo picoteaba mi ventanilla. Me llevé una mano al pecho del sobresalto, y con los ojos dilatados miré a la velocidad del rayo hacia afuera… percatándome de quién se trataba.
Unos ojos expectantes me miraban extasiados… haciéndome señas con el pulgar para que bajase el vidrio –y obedecí.
Su cuerpo se enderezó dando un paso atrás. Ninguno pronunció palabra alguna, pero nuestras miradas estaban conectadas y se hablaban… ninguno parpadeaba. Él sonreía y yo estaba aterrada. Introduciendo la mano para retirar el cierre, abrió la puerta en silencio y extendió la  mano para que saliera… y salí, todo fue muy rápido…
-No puedo respirar le dije- me daba un abrazo de oso y me tenía suspendida entre sus brazos… yo estiraba las piernas tratando de encontrar cualquier cosa donde pisar… Me dejó en el suelo y se separó de mí.
Miré a todas partes y la vi caminar hacia nosotros con una gran sonrisa en los labios.
Bienvenida -se apresuró a decir cuando llegaba a nuestro lado –Creímos que ya no vendrías- y la sonrisa en ambos no se iba.
Ven –me dijo tomando mi mano y halándome tras ella con paso firme –Ven tienes que conocer a los demás.

Aquí les dejo, espero estar pronto con el siguiente capi.
Qué les parece? Espero sus RR… Gracias por leer y comentar.

viernes, 8 de junio de 2012

¡¿Charlie Tú?! - Cap 2



3. Capítulo 2


Bella POV
La claridad de un nuevo día se abrió paso a través de la amplia ventana de su habitación. Las largas horas nocturnas no sustentaron su cuerpo, se sentía tan o más cansada que al momento de dejarse vencer por el sueño. Ese día no sentía voluntad de hacer frente al mundo. Dejó que sus párpados se cerraran nuevamente, hasta que el chirriar de los goznes de la puerta de su habitación dio paso a la voz familiar y amorosa de su padre.
Bells, cariño… estás despierta? Vamos arriba arriba, es hora de levantarse! –saludó Charlie como quien tratase con un niño.
Oh, no… papá… -susurró Bella aún sin abrir los ojos.


Te sientes bien cariño? estás enferma? –preguntó Charlie con sumo interés y un deje de preocupación en cada palabra que procuró extender todo lo posible en lo que examinaba detenidamente el rostro ojeroso de su hija.


Estoy bien papá, dame unos minutos, por favor –suplicó ella en lo que tomaba el borde de su edredón y se lo deslizaba sobre la cabeza, y se giraba dándole la espalda a la puerta.


Se hizo un tenue silencio, seguido de una fuerte respiración por parte de su padre… agudizó el oído para percibir los pasos de aquel hombre y de nuevo la puerta moverse, tras el clic del cerrojo deslizó la tela que le cubría por completo de un feroz movimiento, y se volteó con los ojos muy abiertos contemplando con fastidio el techo. Respiró profundo a la vez que cerraba y abría los ojos, y saltó de la cama. Tomó sin mucho pensar unos vaqueros azules desteñidos y una t-shirt cualquiera, y con sus converses en mano se fue al baño.


El fastidio y la pesadez de cuerpo se resistían a abandonar su ser… el solo hecho de pensar en ese auto rojo y la gente de su escuela siguiéndola con la mirada la perturbaba.


Se demoró cuanto le fue posible tomándose la bendita ducha que no ayudó para nada. Terminó de prepararse y no quiso verse en el espejo, y sin pretender hacer más larga la tortura renunció a la seguridad de sus cuatro paredes. Bajó cada escalón entre profundas respiraciones y no quiso desayunar, se dirigió a la puerta principal con una única imagen en la cabeza –su madre- ella era fuerte, sonreía sin importar que se sintiese mal o estuviese pasando un momento difícil, ella era intrépida, tomaba riesgos y salía airosa… siempre! –si su madre podía, ella podría! –se dijo infundiéndose valor. Estaba decidido… ella estaba preparada para pasar por todo lo que viniera –se dijo- lo había pensado y preparado por largo tiempo antes de mudarse… tenía que lograrlo! Se lo debía a Renée, a Phil, a Charlie y se lo debía ella misma.


Así que con decisión salió por aquella puerta con llaves en mano –se comería al mundo- se dijo con más determinación. No titubeó al entrar al auto y lo puso en marcha… no lo pensó, solo actuó. Dejó que las llantas del Mustang devorara camino, lo aceleró un poco, bajó los vidrios de todas las puertas y retó al viento que entrara e hiciera cuanto deseara con el auto y sus pensamientos. No le importó despeinarse, el frío ni nada… desde ese instante sería una nueva Bella. El pie presionó algo más de lo que alguna vez se hubiese permitido, y le gustó. Pasó de largo las instalaciones del colegio y dejó que el auto y el viento corriesen un poco más. Unos cuantos kilómetros más tarde se detuvo, con una sonrisa fría y vivaz, se miró en el espejo retrovisor y dio encendido rumbo al campus. Se detuvo en la entrada del lugar y miró desafiante. Aceleró algunas veces el motor en neutro y entró al estacionamiento. Hizo rugir el motor del Mustang al parquear. Las miradas no se hicieron de rogar.


Abrió la puerta y salió del auto con determinación… se encaminó a clases sin decir palabra. Sin embargo, confrontó cada mirada que recibió. Deseaba enviar un mensaje. Se sentía peligrosa y sería peligrosa… no se dejaría intimidar o amedrentar por nada ni por nadie.


Asistió a cada clase y las disfrutó. Las horas pasaron y pronto fue hora de almorzar, entró a la cafetería y se sentía hambrienta, no había probado bocado desde la noche anterior… así que aligeró los pasos a la fila, pidió su comida y se sentó sin mirar los alrededores. -Tenía la mesa solo para ella, pero no por mucho.


Unos carraspeos interrumpieron su intimidad, giró y miró de lado con desdén, pero los chicos sonreían.


Hola Isabella –dijeron a la vez sin reservas, las palabras se abrieron paso entre las amistosas sonrisas-


Podemos sentarnos preguntó el chico dejando sus bandejas con alimento en la mesa para luego mover una silla y ofrecerle asiento a la rubia. Ella le ofreció una tierna mirada mientras él se sentaba a su lado, él le respondió guiñándole el ojo, y luego me miraron.
Yo seguía sin decir palabra, solo los miraba incrédula. Los chicos ya no suelen hacer esas cosas!


Bien –dijo la chica, tratando de romper el hielo- sabes, a nosotros nos gustan los autos… y las carreras… -dejó de hablar, parecía que buscaba las palabras que diría y examinaba mi rostro, se volvió a mirar a su chico y él le sonrió un poco más y le acarició la espalda, indicándole que continuara- Bueno –siguió diciendo la rubia- se suelen organizar reuniones a las afueras del valle, al este. Pocas personas conocen de ellas, solemos ir a ver gente y medir máquinas… -esperó otro momento antes de continuar, y agregó- llegan buenos autos y solemos correr entre las montañas, es muy divertido y excitante. –su sonrisa se ensanchó al pronunciar las palabras y miraba al chico de rizos negros, él la miró y sus dientes blanquísimos quedaron completamente expuestos, se dedicaron unas miradas tan lascivas que me ruborizaron, y de nuevo me miraron, y siguió diciendo- esta noche no nos la podemos perder… hace varias semanas que no se organizan, pensábamos que tal vez tú quieras venir. –dijo alegremente-
Qué dices? –preguntó el chico tratando de hacerme hablar.


Nosotros partimos a las 9 para allá, será hermoso, tantas máquinas, las montañas… sabes hoy hay luna llena… será perfecto! Qué dices? Vienes? Estoy segura que te gustará –agregó ella con los ojos muy abiertos.


Claro! Por qué no? –las palabras y mi voz me sorprendieron.


Excelente! Perfecto! –respondieron los chicos con demasiado entusiasmo-


Lo disfrutaras, lo sé –agregó la chica tomando papel y pluma y anotaba algo, deslizó el papel sobre la mesa justo junto a mi mano que descansaba sin vida sobre la superficie fría. Seguí el movimiento de su mano y fijé la mirada en una pequeña fina tarjeta en la que había escrita una dirección y número de teléfono, admiré la letra estilizada y perfecta. Levanté la mirada y los miré a ambos uno a la vez, sin podérmelo creer. –En qué me acababa de meter?

Me disculpo x no haber actualizado antes, voy a estar realizando algunos cursos intensivos, ya saben cómo son esas cosas, te dejan agotada y no tienes tiempo de nada. Y estos últimos 3 días he estado en el hospital con uno de mis gatitos muy enfermo, aquí lo tengo conmigo gracias a Dios, todavía mañana tenemos un día pesado, ahorita no sé cómo estoy escribiendo son la 1am, hay que aprovechar cuando llega la inspiración.
Y bueno, qué opinan? espero sus comentarios ¿me merezco un review?
Gracias a tod s por leer, se les agradece un millón. Idoc Nitsujashleyswan, gracias por los RR
Espero que les agrade… Nos leemos

¡¿Charlie Tú?! - Cap 1



Los personajes le pertenecen a Stephenie Meyer, yo solo los voy a tomar prestados.


2. Capítulo 1

Bella POV
El asfalto tomó posesión de mi cuerpo, la sangre de todo mi ser daba la impresión de haberse estancado en mi rostro, mi corazón se detuvo y mi mente se había congelado, sintiendo como mis ojos se ensanchaban cada segundo más -nunca habían llegado a este extremo- y la vergüenza me asfixiaba. Cómo si tan solo quiero parecer yo! La chica de casi 17, que solo desea llegar a clases, dedicarme a mis asuntos y tratar de ser la persona normal que siempre he sido. Vivir sin atraer muchas miradas y que cada día pueda llegar a salvo a mi cama!

Já! No ha pasado ni un día y ya me siento perdida! Y todo gracias a este estúpido auto!

Alcanzo a sacudir la cabeza, y mis sentidos poco a poco vuelven a estar en control. Frente a mí, inspeccionando el obsequio de mi padre se encontraba una pareja de chicos casi de mi edad, con elegantes ropas. Él parecía súper desarrollado, casi como Hulk! Un hombre con cara de niño, de tés muy clara, ojos chispeantes de entusiasmo inspeccionando detenidamente mi auto, en lo que el viento mecía sus negros risos, y adhería su vestimenta a sus muy formados músculos. Ella, con el rostro maquillado como actriz de cine, un cuerpo escultural en unos pantalones blancos y unos zapatos de vértigo, con su cabellera rubia y larga, ondeando como bandera. Se cruzan una mirada entre sí y ambos se vuelven a mí. La chica se me aproximó más de la cuenta con su mano extendida, con el chico a su lado.

Soy Rosalie y él es Emmett. Tienes un hermoso auto. No te había visto por aquí.

Titubeante, estrecho su mano en lo que respondo un torpe, Gracias. Soy Isabella. Sí, hoy es mi primer día aquí.

Mucho gusto Isabella, dice el chico mientras toma mi mano. A nosotros también nos gustan los autos veloces.

El lugar de un momento a otro parecía estar lleno de autos, los chicos pasaban a paso rápido hacia el edificio, se escuchaba el bullicio por todos lados, los miro y digo –¡debo irme!– me apresuro a ingresar en busca de las oficinas administrativas, mi horario de clases y la seguridad de mis libros.

Pronto todo ha pasado, y con el programa de lecciones en mano me enrumbo a mi primer hora. Álgebra. Ubico mi destino y cuando estoy escaneando la sala –ta ta ta tan!– ahí están, otra vez. Me dirigen una amigable sonrisa y yo solo atino a sentarme en el primer lugar que pueda. Dios! Es que acaso será tan difícil! Solo quiero pasar el día sin más.

La lección no tarda en dar inicio y con ello la quietud colma de paz mi alma. Las lecciones siguen su curso al igual que el día, y todo marcha bien. Un par de clases más y ¡otro día superado!


Narrador POV
El auto era todo lo que él alguna vez quiso para sí cuando era joven, y sabía que con eso los conocería, y tenía la fe de que Bells se sintiera atrapada por los encantos del auto, sus propiedades y beneficios, por la velocidad y la adrenalina.

Él necesitaba información desde la fuente y ella lo lograría aun sin pretenderlo y lo mejor, sin correr peligro.

Para Charlie, por sí mismo le era imposible realizar la misión de una manera efectiva, no confiarían en él al haber sido oficial de policía o le costaría mucho acercarse lo necesario para que confiaran en él o llegar tan lejos como podría hacerlo una joven tan bella y con tanto potencial como su hija. Él la conocía bien, sabía que dentro de esa fachada de niña tímida y frágil existía alguien como él, o quizás aún mejor que muchos que él conocía, era la mejor oportunidad de alcanzar lo que buscaba.
Charlie amaba a su hija, pero él anhelaba que su hija viviera… disfrutara al máximo cuanto se pudiera. Quién más que él sabía que la vida es corta y que en muchas ocasiones da giros inesperados para bien o para mal. Giros que a la larga pueden llegar a ser demasiado contraproducentes para una persona sola y que se ve a sí mismo frágil o impotente. Quién más que él sabía que la vida está formada de puertas a posibilidades para una vida mejor? Solo hay que saber abrir las puertas apropiadas y en el momento apropiado… y para él esa mañana había abierto una para su Bells. Lo que pasara a partir de ahí, esperaba que los uniera más como padre e hija.


Bella POV
Al fin, en casa! –se dijo- al estacionarse frente a la casa de su padre.

Le resultó algo incómodo tomar la decisión de mudarse, y dejar atrás todo cuanto conocía… la seguridad y volver a empezar, esta vez sin su madre y con un padre del cual ya no sabía mucho. Nunca se enteró qué llevó a Charlie a cambiarlo todo y "enclaustrarse", y quizás nunca lo sabría, -él era tan poco comunicativo- saberlo era algo que no veía fuera a pasar y ella no tenía tanta curiosidad como para buscar algo extra de valor como para preguntárselo o para iniciar la conversación, -hace mucho lo había descartado- ya no era una opción.
Pero, vaya! Por qué lo del auto?


Narrador POV
El día que todo esto dio inicio, Charlie se levantó de la cama como cualquier otro día. Tomó una ducha como siempre. Tomó su desayuno mientras leía el periódico. Cuando se enrumbó a la puerta principal, tomó su arma y chaqueta, junto con las llaves del auto patrulla. Salió por la puerta y aún con las manos en el pomo, se dio el tiempo para contemplar su entorno. Luego visualizó la patrulla, se aproximó y dio un ligero recorrido entorno Al vehículo e ingresó en él, puso en marcha el motor y se reportó en servicio. -Nada hasta ese momento le indicaba que ese día algo en su vida cambiaría y mucho menos que perdería cuanto conocía de la vida.-

Cuando estaba por llegar a la Comisaría, el operador del radio anunció que había acción. –Hoy sería un día complicado- se dijo Charlie. Se apresuró a atender el caso.

Al llegar a los límites del lago, al final del camino, no encontró algo fuera de lo "normal". Reportó por la radio que no habían novedades, y que se trataba de una falsa alarma. Estaba marchándose del lugar cuando notó movimientos tras unos matorrales. Volvió a comunicarse con la Central para informar que verificaría algo y cortó.

Se aseguró que su arma estuviese cargada y salió del auto. Se encaminó cautelosamente hasta el lugar que llamó su atención.

Aparentemente era un animal –pensó- por los ruidos que percibió. Descubrió un rastro de sangre demasiado extraño, miró sobre su hombro –la patrulla estaba a la vista- bajó la mirada y observó unos instantes al suelo y siguió la sangre con la mirada hasta que se perdió entre los árboles, fue cuando se sorprendió a sí mismo caminando inconscientemente, alejándose cada vez más de la seguridad del auto. Debió pedir refuerzos, lo sabía, pero había dudado un instante, y no podía detenerse. Algo le halaba como un imán, y él seguía dando pasos –pasos cortos e inseguros, pero continuaba avanzando hacia lo que fuera pasara allí, unos metros adelante-. Tres respiraciones y un par de parpadeos más tarde lo tuvo frente a él.

En su rostro se mostraban la confusión y el asombro, no lo podía creer. Deseaba correr, pero no se podía mover. Su arma reglamentaria, aún se encontraba en el cinto, mas sus brazos no obedecían. No lo vio venir, no en él. No se le permitió más tiempo. Ni un respiro, ni un pensamiento más. Fue tan rápido. Ya todo había acabado. Cayó en una profunda oscuridad.

Por primera vez, el Jefe Swan se dejó vencer… se dejó vencer sin luchar.

Bueno dejemos esto hasta aquí, solo por hoy! Cortito, lo sé pero es necesario.
¿Qué opinan? ¿Les sorprendió que Rosalie y Emmett serían los primeros que Bella conociera en la escuela? ¿Con qué se encontró Charlie? A ver, a ver quién lo adivina…
Gracias a tods por leer, se les agradece un millón. Idoc Nitsuj (Nohemi), gracias por tus bellas palabras, por ti escribí este cap espero que te agrade… espero sus comentarios ¿me merezco un review? Bueno, sus RR puede que me motiven a subir más pronto.
Nos leemos

¡¿Charlie Tú?! - Prólogo



Los personajes le pertenecen a Stephenie Meyer, yo solo los voy a tomar prestados.


Charlie Swan guarda un gran y oscuro secreto, que ha logrado mantener oculto de cuantos lo rodean.
¿Qué será, de él ahora que su hija Bells llegue a vivir a su casa? ¿Será ella capaz de develarlo?
¿Qué tan peligroso puede ser? E&B/Charlie (Raiting: M, por lo que pudiera pasar)



¡Charlie, Tú!


Prólogo

Charlie Swan es un reservado hombre de cuarenta y pocos, que aparenta ser dueño de una vida poco interesante y normal. Reconocido escritor de fantasía y misterio, dejó atrás su carrera como agente de la ley para pasar sus días enclaustrado en su casa a las afueras de Forks, un pequeño pueblito de Washington, en la casa que compartió con Renée, el amor de su juventud, y la hija de ambos, Isabella.
El ambiente frío, húmedo y poco soleado de Forks, ha colaborado con sus sombras a salvaguardar la carga que conlleva el mantener lejos de la mirada en quién se ha convertido realmente Charlie Swan, verdad desconocida incluso para Isabella, quien ha decidido vivir con él.

Mientras conduce su Pontiac -GTO 1967 color negro y vidrios polarizados- rumbo al aeropuerto, en busca de su hija, Charlie se prepara para lo que será en más su nueva vida en compañía de su querida Bells. El tiempo transcurre con prisa y el camino va quedando rápidamente atrás. Pronto se encuentra cargando las maletas con las pertenencias de su hija en el auto, luego de un corto recibimiento en el que se permitió un acercamiento físico con su -ya casi una adulta- Isabella.

Enfundado en su siempre traje negro, botas de cuero y lentes para sol, Charlie se sienta tras el volante y conduce en silencio hacia la casa que ahora compartirán.

Su nenita, se ha transformado en una hermosa mujercita, de mente brillante, de mirada aguda y suspicaz. Charlie tiene una difícil tarea, es cuando agradece que ella sea aplicada en sus deberes estudiantiles, lo que demandará mucho tiempo fuera de casa en su nueva escuela, y que con un poco de suerte evitará llamar la atención de su hija sobre él.

Al caerla tarde, ella se encuentra instalada en la habitación que utiliza cada verano por un par de semanas desde que era una pequeña niña. Sentada junto a la ventana, contempla la fuerte lluvia y deja perder su mirada en la inmensa oscuridad de la noche. Sabe que las horas serán largas, pero la zozobra le impide dormir, las lágrimas bañan sus mejillas, y sus pensamientos vuelan a los días soleados en Phoenix, donde ha dejado toda una vida.

Los tenues rayos de un amanecer poco inspirador, le hace consciente que debe seguir adelante y no permitir ser derrumbada por sus tristes expectativas de una nueva vida. Sin meditarlo mucho, toma lo necesario para huir al baño y dejarse envolver en un poco de agua caliente. Moviéndose en automático, baja a desayunar. En la cocina se encuentra a un Charlie profundamente concentrado en su periódico, con una taza humeante frente a él. Al advertirla en pie junto a las escaleras, baja su periódico y le dedica una grata sonrisa. La joven se permite por primera vez, sentir una ráfaga de esperanza en que las cosas pueden salir bien. Lentamente se acerca a la mesa, y él extiende la taza a su hija, quien la toma y bebe de ella sin dejar de mirar los ojos de su padre. Bebe todo el contenido y deja la taza sobre la mesa, en lo que él levanta de nuevo el bazo y extiende la mano cerrada hacia ella, gira la mano y la abre para mostrar una reluciente llave, mira a su padre y él señala con las cejas la puerta principal. Toma titubeante la llave y dirige sus pasos fuera de la casa, sale y encuentra lo que sería su medio de transporte. Incrédula, mira a su padre antes de salir.

Mira el auto con más asombro a medida que se acerca a él, desliza las yemas de sus dedos sobre el borde del auto, al llegar a la puerta de manera automática realiza un movimiento lento para abrir la puerta, y para su asombro, abre. Observa unos instantes el interior, respira profundo y se sienta tras el volante, deja recorrer sus manos sobre él –de arriba abajo, y de nuevo hacia arriba- mira al frente, introduce la llave en el encendido y un fuerte ronroneo la seduce, cierra los ojos un instante y tras un par de profundas respiraciones, inicia su camino hacia su nueva vida.

Al llegar a la escuela, busca el espacio disponible más próximo, y con suaves movimientos da por concluido su primer recorrido, gira la llave y el motor de inmediato se silencia, respira otro par de veces sin poder aun creerlo y con sus cuadernos en mano inicia su jornada escolar. Da dos pasos fuera del coche y lo vuelve a mirar. Nunca imaginó tener un auto así de potente y… ¡Rojo!

Alguien se acerca, silba de admiración y una voz femenina pregunta:
Es un Mustang SVT Cobra R del 2000, motor de 5,4 lts, 385 Hp, 6 velocidades y 280 km/r?


Bueno, qué les parece? Esto es de momento solo una idea, estoy madurando el rumbo que deseo darle o se le podría dar al asunto. Me gustaría saber sus opiniones y si les gusta, ver cómo puedo hacer echar a andar el proyecto o lo borro.
Quién se imaginan que puede ser nuestro Charlie? Y qué lo habrá movido a darle a su hija este vehículo?

martes, 14 de febrero de 2012

Bronson Pelletier (Jared) & Leah Gibson - Twilight Saga














Tomaron cientos de fotos, tanto fans como la prensa, todos traemos autógrafos de ambos, él se llevó un presente a nombre del Club (un osito hermoso con un corazón en las manos y abrazaba una botellita transparente decorada con corazoncitos rojos, dentro una nota redactada por Fabi y firmada por todos nosotros y agregamos un globo con carita feliz que decía: Thanks Bronson, We love you, Club Fans Costa Rica, la nota hay que pedirle a Fabiana que nos anexe el texto, pero básicamente era dándole las gracias y la bienvenida)... Ambos estaban radiantes e incrédulos (él dijo Tay no lo va a creer... a John lo abrazó y le dijo que era su hermano menor,...)
Los fotógrafos de la prensa no dejaban de pedirnos una más, una más... creo que todos traemos una foto con cada uno de ellos... y hay muchas en grupo... (los organizadores nos pidieron que posáramos para subir a sus páginas), hasta ella pidió una foto grupal...
Este fin de semana hay que comprar todos los periódicos (la experiencia fue impresionante e inolvidable) hasta la gente del hotel... no se habían dado por enterados de quienes eran ellos hasta que nos vieron a los Fans y la Prensa haciendo fiesta con los flashes de las cámaras... el personal corría a buscar sus autógrafos y fotos cuando nos retirábamos